No sería de un buen cristiano, habiendo muerto Adolfo Suárez , no dedicarle en este humilde blog una entrada, más que de recuerdo de agradecimiento y admiración.
Todo el que alguna vez se haya pasado por aquí sabe cual es el pensamiento que tengo por los políticos. Hace mucho tiempo que dejé de confiar en ellos. Puede que alguno este sufriendo injustamente mi ira, pero ya se sabe que muy a menudo pagan justos por pecadores.
Pero en este caso, no, en este caso no hay nada que objetar. Este SEÑOR se merece mi respeto y el de todos los españoles. Este gran hombre consiguió que la clase política tuviera razón de ser y fuera respetada aunque fuera por poco tiempo, el justo hasta que el dejó la política. Consiguió que los mismos políticos olvidaran hacia donde remaban en sus partidos y por un tiempo, por el bien de la Democracia, remasen en un mismo sentido olvidando fantasmas y persecuciones pasadas.
Pero mejor voy cambiar de sentido y voy a explicar el por qué del titulo de esta entrada. Veréis, nace de esto.
Todos hemos sido pequeños alguna vez y todos, o casi todos, hemos tenido esa imagen del padre protector y poderoso en la que mirarnos y de la que sentirnos orgullosos. Esa imagen que se hacía patente en cosas y situaciones insignificantes que sin embargo para un niño/a eran una demostración de seguridad y bienestar, una razón de orgullo. Como cuando pensabas confiado ante cualquier problema que estando tu padre contigo no te podía pasar nada, el peligro pasaba a tu lado y aun así uno solo sabía que un súper héroe no le iba a dejar solo. Todos hemos sentido eso en mayor o en menor medida al lado de nuestro padre o de quien hiciese sus veces. luego, cuando pasa el tiempo, eso se acaba y esa protección ya no es tan patente.
Y sin embargo, este hombre, a mi, muchos años después de dejar de sentir esa protección por parte de mi padre consiguió hacerme recordar es sensación.
Si, eso mismo lo sentí por unos momentos el día del golpe de Estado, el célebre 23F, cuando tras no haberse inmutado ante los disparos de los golpistas, manteniendo su entereza aun, posiblemente, acojonado por dentro, después, junto con Gutierrez Mellado, se encaró a Tejero pidiendo explicaciones.
Sin dejar de saber lo que aquello significaba, pues lo había vivido y gente de mi familia ya ausente sufrido, sentí en cierto grado que un PADRE estaba allí protegiéndonos...
Por eso hoy, Sr ADOLFO SUÁREZ, y por haber sido, seguramente, el único político que cumplió lo que prometió, muchas gracias por haber estado ahí.
Que Dios le tenga cerca.
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