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domingo, 31 de marzo de 2013

DESDE MIS TRIPAS

Una vez más me decido a dar el color verde a estas lineas que, como es mi costumbre, dedico a aquellas entradas que me inspiran esperanza en algo, la cosas, los tiempos y, sobre todo, las personas.
A lo largo de esta semana que termina mis pensamientos volvían a ser como en años anteriores, de duda y dolor. Volvía a ver las mismas escenas de los últimos años, las mismas que me sacaban de mis casillas y hasta me hacían dudar de mi religión.
No voy a negar, me engañaría a mi mismo, que mi grado de dedicación y creencia en la Fe Cristiana sea la que hasta hoy nuestra Iglesia espera de un creyente, pero si tengo mi credo.
Mucho daño me ha hecho la hipocresía y la falsedad con que muchos de los que se dicen buenos cristianos tapan su verdadera fe, esa fe con minúsculas que reparten a los ojos de los demás aquellos que, a mi forma de entender algunas cosas, no son más que ganas de aparentar y deseos de ser adulados...
Mi recuerdo, desde que era un niño, de lo que era la Semana Santa, en los pueblos de mis padres y, hasta hace unos años, aquí mismo en Salamanca,  empezaban a confundirse debido a la falsa devoción. Recuerdo, por ejemplo, como en los pueblos de mis padres, aun siendo uno de ellos muy muy pequeño, se sacaban pocos pasos en procesión, pero se sentían. No se tiraba la casa por la ventana comprando para uno mismo adornos y vestimentas nuevas, no, simplemente se iba limpio a acompañar a Cristo y/o la Virgen, no se engalanaban las fachadas y los balcones al paso de las procesiones, no, es más, se cerraban hasta los cuarterones de las ventanas... Había tal silencio a su paso que uno, siendo un niño, dependiendo de la hora de la noche o el día a la que se procesionara, casi sentía hasta miedo. Ahora no, ahora da la impresión que la muerte de Cristo es motivo de fiesta en algunos lugares. Se que esto que digo es duro, pero, nadie puede negarme que para algunos la Semana Santa es la escusa para presumir en vez de la razón por la que el dolor te ha de hacer bajar la mirada...
Si, es duro, pero muchos falsos devotos solo pretenden exibirse. Tal es la gana que tienen de falsamente decir que por devoción y falsas promesas desfilan que no hay espacio físico de tiempo para organizar, en algunos sitios tantas y tantas procesiones. Dicho así habrá quien no lo entienda, seguro, pero si os pongo el siguiente ejemplo puede que si.
El pasado domingo, Domingo de Ramos, coincidieron en Sevilla 7 procesiones. Si dijéramos que debido a que es una ciudad muy grande se ven obligados a conformar una por cada barrio o zona para que no se estire en el tiempo de procesión y/o todo el mundo tenga opción de ver a la Borriquilla podría pasar, pero no es el caso. Solo desfiló en una procesión entrando en Jerusalén. El resto de pasos lo hacían el domingo porque no había horas entre semana, y, sr. mío, al tiempo que desfilaba la borriquilla por una parte de Sevilla, por otras, desfilaba Jesucristo cargando ya con la cruz y hasta crucificado. Para mi, ganas de aparecer de algunos.




Estas imágenes procesionaban el Domingo de Ramos


Sin embargo, vuelvo a lo que decía de nuestra tierra, anoche, viendo la televisión de Castilla y León, pude volver a sentir la sinceridad y devoción con que se ha de sentir estos días. Estaban retransmitiendo desde Zamora el paso de la SOLEDAD... Solo ver lo humilde del paso dice mucho del verdadero sentimiento. Una Virgen sin grandes adornos y con un paso sencillo y de madera mantenía a una ciudad entera en un silencio absoluto, sin alardes de levantadas ni maniobras difíciles, sin coloridos ni prendas llamativas y si con una simple capa negra...



La Virgen de la Soledad de Zamora

Se te encogía el corazón.
Fue esta visión y lo acontecido esta mañana en la Misa de Pascua con Francisco primero la que me han hecho escribir esta parrafada que, posiblemente, en momentos sin pies ni cabeza aparentemente, me ha salido de dentro. Si, porque, yo que desde hace tiempo renegaba de la Iglesia y no de mis creencias he descubierto que se puede ser bueno siendo Papa, como lo fue Juán XXIII. Francisco I volvía esta mañana a saltarse el protocolo tras la Misa y se daba un baño de multitudes y cariño como pocas veces se ha visto, le aclamaban, le acercaban niños y paraplégicos y no escatimaba en besos y caricias para ellos...





Será que hay dos Religiones distintas?  O será que yo he estado en el lado de la sencilla y sincera sin darme cuenta de que había otra distinta a la que me revolvía las tripas?
Por el momento solo puedo decir que estoy del lado del sentir castellano de la Semana Santa y que posiblemente este Papa me acerque más a Dios, aunque siga siendo MI Dios.