Fatigada del baile, encendido el color,
breve el aliento,
<>
breve el aliento,
apoyada en mi brazo,
se detuvo en un estremo del salón.
Entre la leve gasa
que levantaba el palpitante seno,
se detuvo en un estremo del salón.
Entre la leve gasa
que levantaba el palpitante seno,
una flor se mecía
en compasado y dulce movimiento.
Como en cuna de nacar
que empuja el mar y acaricia el céfiro,
Tal vez allí dormía,
en compasado y dulce movimiento.
Como en cuna de nacar
que empuja el mar y acaricia el céfiro,
Tal vez allí dormía,
el soplo de sus labios entreabiertos.
¡Oh! ¡quién así, pensaba,
dejar pudiera deslizarse el
¡Oh! ¡quién así, pensaba,
dejar pudiera deslizarse el
¡Oh! si las flores duermen,
¡que dulcísimo sueño!
¡que dulcísimo sueño!
<>
4 comentarios:
Bonito poema. ¿Es tuyo?
Hola Jimmy
No, no es mio, es de Gustavo Adolfo, desde crio me gustó este hombre, en el colegio leímos "EL HORGANISTA" y me enganchó.
Un saludo
JAJAJA gracias a ti por pasarte por mi blog, y gracias por tus palabras.
Y no, es imposible que me imagine el mundo sin libros. Estaríamos perdidos... qué horror, verdad?
un besazo enorme! :)
Desde luego es un poema precioso,romantico y erótico...
Un abrazo
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