viernes, 19 de junio de 2009
MORALEJA
En mi última entrada, intenté, aunque sin éxito pues poca gente la leyó, que una sonrisa se instalara en vuestras caras ahora que corren tan malos tiempos con eso de la crisis.
Voy a intentarlo de nuevo contándoos algo que ocurrió el fin de semana pasado en un pueblecito de interior no muy visitado y que solo cuenta en la actualidad con unos cuatrocientos habitantes en invierno. Antes, por sus minas de uranio, tenía cerca de dos mil, y el dinero corría por sus calles.
Dado que antes, el pueblo era visitado frecuentemente por ingenieros, políticos, transportistas, inversores etc. se construyó un hotel al que llamaron "GRAN HOTEL". Solo tenía tres plantas, y en cada planta cuatro habitaciones. Era estrecho de fachada. En la planta superior, pusieron lo que llamaban la SUITE jeje para poder sacar los cuartos a algún inocente pues lo único destacable que tenía eran sus vistas al campo.
Pues bien, el otro día, pasaba cerca del pueblo un ruso y por un mal bache averió su coche. El mecánico que aún hay en el pueblo se ofreció a arreglárselo, pero había de esperar hasta el día siguiente que le llegaría la pieza estropeada.
El ruso, que tenía dinero y poca prisa, accedió, y preguntó si había hotel en la localidad a lo que el del mono contesto que sí, EL GRAN HOTEL. Entonces, el ruso y una rubia de casi dos metros que le acompañaba se encaminaron hacia allí.
Al llegar, el ruso preguntó por la mejor habitación del hotel a lo que el director dijo que tenía una SUITE en el tercero, pero que valía 90 euros la noche.
El ruso, rico, miró con despotismo al hotelero y sacando un billete de 100 euros del bolsillo lo puso sobre el mostrador pidiendo las llaves para subir a ver la habitación antes de ir a comer algo. El hotelero se las dio y vio como desaparecían escalera arriba.
En este instante, el hotelero cogió el billete y salió corriendo en dirección al centro del pueblo.
Entró en la carnicería y moviéndolo ante las narices del carnicero le dijo:
Ten, hombre de poca fe, ¿Pensabas que no te pagaría lo que te debía?
El carnicero que no podía creer tan grata sorpresa, cogió el billete de cien, y tan pronto salió el hotelero de su tienda salió por piernas con una sonrisa de oreja a oreja en dirección a las afueras. Llegó a los corrales del ganadero que le suministraba la carne y lo llamó, estaba ordeñando. Voooooy... dijo desde no se sabe donde.
No tardó en aparecer, limpiándose las manos a la trasera del mono.
¿Qué pasa?
Toma, el dinero de los corderos que te debo. Y el carnicero le dio los cien euros.
El ganadero, con los ojos como platos pues no lo esperaba no supo que decir y cuando quiso espavilar el carnicero ya se había ido. Entonces, con las mismas, salió corriendo del corral y a pocos metros de allí llamó a una puerta.
Salió otro paisano.
Toma tío, el pienso que te debo, ya estamos en paz. Y se fue.
Entonces, este, aliviado, salió también corriendo y entró en la única taberna del pueblo. En un rincón, la puta del pueblo estaba sentada en una mesa, fumando y sola. Se la acercó y le dijo:
Ya puedes olvidarte de decirle a mi mujer que me lo hago contigo, toma, lo que te debía. Y salió aliviado del bar.
La puta, que hacía tiempo que no veía cien euros, al tiempo que daba las gracias, recordó que el hotelero le había dicho que si no pagaba lo que debía no la volvería a dejar llevar allí a sus clientes y salió calle arriba dirección al hotel.
Entró, se dirigió al mostrador y con tono chulesco le dijo al hotelero que ya había llegado:
Toma usurero, que una aunque sea de la calle paga sus deudas. Y dando la vuelta se marchó.
Desde que entrara el ruso no habían pasado ni diez minutos, cuando, de pronto, aún el hotelero con el billete que le había dado la puta en la mano, apareció el ruso por la escalera con cara desencajada despotricando:
Menuda habitación de mierda, traiga mi dinero. Y le quitó el dinero de la mano saliendo por la puerta seguido de la rubia.
Moraleja: "En tiempos de crisis, PON UN RUSO EN TU VIDA" je je
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5 comentarios:
jajaja, no está mal, no
Pobrecillos es como el cuento de la lechera. Un beso navegane..
Jobar, que suspense, la narración engancha y estás hata el final para ver en que acaba je,je,je. Muy bueno.
jajaja, que bueno, me he reido un buen rato y otro rato más cuando se lo he contado a mi hija.
Un saludo compañero.
Me ha gustado mucho, es como una cadena donde todo depende de todo, como los círculos cerrados del Capitan, algo sale de un sitio y vuelve con el tiempo al mismo sitio del que salió.
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