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martes, 30 de septiembre de 2008

DE LO QUE VEAS LA MITAD Y ...

Ayer, 29 de Septiembre, comprobé por enésima vez, un dicho muy oído por todos.
Como habréis podido comprobar por la foto que aporto en mi perfil del blog, soy bombero, más exactamente conductor-bombero.
Más o menos al mediodía,recibimos una llamada en la central para la extinción de un fuego en una vivienda. Cuando llegamos, comprobamos que el fuego llevaba ya mucho tiempo iniciado a lo que se unió el hecho de que nos tocó romper varios bolardos para poder acceder hasta cerca del edificio lo que demoró unos minutos la extinción.
El caso es que una vez enclavados los dos vehículos que llevábamos, el trabajo de extinción se encadenó como normalmente se hace y las cosas salieron como mejor o peor se podían desear.
Una dotación con manguera accedió por el interior del edificio y otra exterior, para la que yo enclavé el vehículo de altura frente a la fachada donde se apreciaban las llamas. Dada la gran cantidad de humo existente, un equipo se dedicó a ventilar por el interior del edificio al tiempo que informaba a los vecinos y les invitaba a cerrar puertas y ventanas informando de que todo estaba controlado y de que no corrían peligro alguno a mayores del que ya se habían infringido por tener puertas de escalera abiertas antes de llegar nosotros. La peor parte de esta tarea, se podría decir que me tocó a mi. Por la parte donde yo estaba operando, solo, varias personas,en distintas plantas, permanecían en las ventanas solicitando ayuda movidas indudablemente por el nerviosismo, la ignorancia en estas situaciones y al hecho de que tenían las ventanas abiertas a favor del viento que hacía que les entrara humo por ellas. No tardé mucho en informarles desde abajo de lo que tenían que hacer y tranquilizarles a excepción de una señora que amenazaba con tirarse y a la cual me costó algo más, pero lo suficiente como para que otros compañeros llegaran hasta elle y optaran por bajarla por medio de la cesta de escala.
Pues bien, el resto, tanto de palabra como por sus hechos se calmaron en tal medida que mientras los trabajos iban concluyendo se les podía ver fumando en sus ventanas e incluso saludar desde arriba a quienes les reconocían desde abajo haciendo señas.
Y aquí viene el por qué de estas lineas. Por fin todo había acabado y mis compañeros ya empezaban a bajar a la calle a aquellos vecinos que momentos antes estaban sonriendo en sus ventanas con el cigarrillo en la mano y saludando a unos y a otros como si allí no pasara nada, y nada más llegar a la calle y ver a sus amistades y familiares comenzaban a crear un cuadro de miedos y nerviosismo con lloros y lamentos, con citaciones del pánico que habían pasado, con abrazos a diestro y siniestro como si viniesen de una guerra...
Dios mio, ¿dónde estaba la gente que reía, fumaba y saludaba desde arriba minutos antes?
A todo esto viene a cuento estas lineas...
"DE LO QUE VEAS, LA MITAD, Y DE LO QUE DIGAN... CASI NADA."

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