En estos días hemos vuelto a ver en todos los medios de información, con mucho dolor, el desarrollo del juicio por la muerte de la chica sevillana Marta del Castillo.

Hoy quiero hacer un poco de examen de conciencia en nombre de toda nuestra sociedad y espero se me perdone y más aun, se entienda lo que quiero decir.
Quisiera que en todo momento pensarais que si hoy escribimos aquí, en nuestros blogs, es debido a que nuestra constitución nos garantiza ese derecho y esa libertad.
Pues bien, esa misma libertad es la que hoy me hace protestar y desde mi ignorancia lamentar que, seguramente, nuestra constitución esté equivocada.Digo todo esto porque ya hace mucho tiempo de la muerte de esta niña y los derechos de quienes la rodeaban no están siendo respetados.
Si, es cierto que todo ser humano en este país tiene derechos, entre otros, el derecho a una defensa digna...
Si, aunque no lo entendamos, nuestra Justicia así lo contempla y la ética y la honradez que nos exige, a la vez, puede exigir al justo y exonerar al culpable.
Se me revuelven las tripas cada vez que veo como los presuntos asesinos entran y salen de los juzgados y nadie puede con ellos.
Pero si algo me está doliendo y hace que me cague en nuestra Constitución es el hecho de que siendo unos ignorantes se estén riendo de un país en sus morros y no se pueda hacer nada. Y duele aun más, al pensar que ciertos parásitos a los que llamamos Abogados, haciendo uso del derecho a la representación se ríen de la JUSTICIA por el único motivo que el de llenarse los bolsillos y hacerse un nombre a consta del dolor ajeno.
¿Que por qué digo esto?

Fácil. Si ellos no hubieran aconsejado a sus defendidos que no declararan y que, ni mucho menos, dijeran donde esta el cuerpo de la niña solo por conseguir fama como letrados, hoy, habría unos padres que sufrirían algo menos pues su hija descansaría donde le corresponde, pero no, ellos se lo guisan y ellos se lo comen. SI, es la Justicia la que falla, pues debería ser el Tribunal Supremo quien arbitrara en todo momento y exigiera algo de ética a estos abogados sin escrúpulos y a la vez, nosotros, a ellos que son los verdaderos responsables de que los asesinos no digan donde está la niña, nosotros, repito, rechazarles como abogados pues ante todo deberían ser humanos.