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martes, 24 de febrero de 2009

PARASITOS CON CORBATA



Desde siempre, y no nací ayer precisamente, he oído decir a unos y a otros, que los españoles nos hemos tomado la vida con mucha alegría, que de todo lo que nos pasaba, bueno o malo, hacíamos un chiste, que a todo le poníamos buena cara y que de una forma u otra siempre hemos salido adelante sacando fuerzas de la flaqueza.
Un chiste muy oído ha sido siempre ese de que de todo lo que tenemos nada es nuestro, que es del banco. Y ahora más que nunca, todos nos damos cuenta de que es cierto.
Pocos son los elegidos que van a comprar algo de cierto valor y pueden tirar de cartera para pagar in situ. Quién más quién menos tenemos que rogar al banco para que nos adelanten ese dinero y luego pagárselo con sudor, sangre y lagrimas para poder devolver el “favor”
Con el tiempo, han llegado a manejar de tal manera a la gente, y a tanta, que nadie se ha librado de su yugo hasta el punto de que ahora estamos viendo y sufriendo de hasta que limite.
Y no voy a excluir a ninguno, no hay banco mejor ni peor, todos están cortados por el mismo patrón. España es tierra de refranes y uno de ellos lo dice bien a las claras: “De molinero cambiarás, de ladrón no”. Y eso les ha hecho fuertes, tanto que no hay gobierno que les gobierne ni aun sabiendo que han sido ellos y solo ellos quienes han llevado al mundo a la crisis que vivimos. Y no han sido tontos los bancos, no, han sido tan listos que se las han averiguado para que en estos momentos, nuestros gobier- nos, esos que prometían y pedían nuestros votos como si fueran pobres, coman de su mano como pajaritos.
Tal es la deuda que los bancos han generado que el gobierno ha tomado la decisión de inyectarles 30.000 millones de euros para que lo distribuyan en la sociedad y así empezar a levantar cabeza.


"Hasta parece que el Presidente le ruega a Botín"


Pero no, ahora ni ese dinero se distribuye en forma de créditos blandos para que la sociedad levante cabeza ni son blandos los contados que se conceden a “privilegiados”.
¿Entonces, por qué el gobierno se ayuda de los bancos para distribuir esos fondos?
¿SABEIS CUANTO DINERO ES 30.000.000.000 DE EUROS?
No les entra en la cabeza que no somos tontos. Ese dinero, desaparecerá y volverá a ser el pueblo el que sufriendo levante este país para que ellos medren repartiéndoselo al tiempo que sus mandamases sigan cobrando 9’5 millones de euros al año por manejar lo que no es suyo.
Una idea me ronda la cabeza y creo que sería mejor que la de regalar el dinero a los bancos, que son quienes han llevado a este país y los demás a la crisis.
¿Por qué no se crea un Banco Estatal con ese fondo que se ha inyectado a los bancos de 30.000.000.000 de euros para que los racione debidamente y con honradez?
En la actualidad, los bancos han cogido ese dinero y a todo el mundo le niegan acceso a él a excepción de unos cuantos “privilegiados”.
Si ese dinero llegara a quienes son ricos en pagares sin cobrar puede que no tuvieran que cerrar sus pequeñas y medianas empresas.
Si no cerrasen no tendrían que despedir, seguirían produciendo, seguiría habiendo ingresos en los hogares españoles, seguiría habiendo consumo y con ello más creación de puestos de trabajo, menos paro, menos dinero saldría de las arcas del estado…
Pero creo que se la razón… Los puestos en el gobierno son provisionales, transitorios, no duran mucho y todos invertimos en nuestra jubilación. Los bancos, no pueden permitir que exista comodidad pues para que ellos vivan y sigan engordando, para los bancos y más a sus presidentes me refiero, tiene que haber alguien que sufra, TIENE QUE HABER POBRES. Si no hay pobres no hay ricos.


Y mientras tanto, mientras a los españoles ya no nos queda espacio en el cinturón para hacerle agujeros nuevos, ellos, bancos y políticos, siguen saliendo en fotos de familia. Los banqueros, pese a lo evidente, negando su negativa a conceder ayudas al tiempo que incomprensiblemente se pavonean de nuevos superhabit. Y los políticos, creyendo que somos bobos haciendo de todo menos aquello para lo que se les sentó en la poltrona, GOBERNAR. Y si alguien empieza a levantar la voz enseguida se sacan un escándalo de la oposición de la manga para correr una cortina de humo ante nuestros ojos con la intención de que centremos la atención en todo menos en lo que les perjudica.
Se han juntado el hambre y las ganas de comer, se ríen de nosotros, necesitan de alguien de quien vivir, en este caso los bancos se chupan el dinero que era para los ciudadanos de a pie y nos siguen sacando la sangre. Por eso los llamo “PARASITOS CON CORBATA”

martes, 3 de febrero de 2009

LOS NIÑOS DE LA GUERRA

Nunca pensé que una película de esas que no tienen mucho renombre o de las que generalmente pasan desapercibidas a los ojos de uno cuando intenta ver una "on line" pudiera traerme tantos recuerdos del pasado ni, al tiempo, me hiciera sentir por un momento como un verdadero critico de cine. Pero es posible. Voy a contaros algo que puede que os haga pensar.
La historia viene a cuento por lo dicho antes. Buscando entre una lista de películas para ver directamente en el ordenador, me llamo la atención esta, "VÍCTIMA DE GUERRA". No fue por ser meramente bélica, no, más que nada por estar basada en un conflicto vivido en Europa, más concretamente el conflicto en la ex-Yugoslavia. Poco a poco, los acontecimientos que iban pasando por mis ojos me volvían a la mente como de algo ya vivido...
En Octubre de 1995 un grupo de bomberos de varios parques de España formamos un comboy con ayuda humanitaria. Todo nació de las imágenes que recorrieron el mundo tras el bombardeo servio al mercado de Saragevo. Los cuerpos de los heridos y de los muertos eran trasladados en los maleteros de los pocos coches que aún circulaban o simplemente dejados en la calle por falta de ambulancias. En poco menos de un mes, entre todos, conseguimos recaudar dinero suficiente como para comprar cinco ambulancias y un autocar, de segunda mano, que allí buena falta hacían. Además, llenamos dos trailers hasta los topes, uno de alimentos no perecederos y el otro de ropa de abrigo, el invierno que se avecinaba era muy duro en los Balcanes. Nos costo Dios y ayuda conseguir los permisos necesarios para circular por carretera evitando costes, y más aún, para entrar en un pais en guerra. Seguros, salvoconductos, visados internacionales... Pero lo conseguimos. La idea fue llegar por carretera hasta Ancona,en Italia, y de allí pasar a Split, en Croacia, en un barco. Hasta ahí todo fácil y normal.
Pero llegamos a Split, y aunque hacía ya casi un año que los croatas no estaban dentro del conflicto, para nosotros allí empezó nuestra guerra.
Aún a sabiendas de que eramos un comboy humanitario, nos mantuvieron casi dos días en puerto sin dejarnos salir. O les dábamos el 20% de lo que llevábamos o les untábamos con el dinero que llevábamos para emergencias y sobrevivir. Claro está que hicimos lo segundo y luego nos pasó factura, pues casi, aún teniendo un camión entera de comida, pasamos hambre para guardar dinero para el gas-oil del vehículo ligero que llevabamos para el regreso. Esa fué la primera y más suave de las muestras que deja una guerra, las siguientes fueron más duras, tal y como en la película, su director supo plasmar.
Una noche, a medio camino entre Split y Mostar, ya en Bosnia, el autocar tubo una avería y nos toco parar a todos. La noche era oscura como pocas veces había visto, solo teníamos varias linternas y tirados bajo el autocar poco veíamos de la pieza de los frenos que falló. Entonces, vino el segundo problema y la primer experiencia fuerte de lo que a una guerra obliga. Las herramientas que llevábamos no eran las necesarias y sabíamos que con las apropiadas lo solucionaríamos. Pero dónde conseguir herramientas en un país en guerra y medio desértico a las tantas de la noche... Raul, un bombero de Oviedo que era quien conducía el autocar, recordó que antes de apagar las luces del bus había visto más adelante una casa cerca de la carretera. Allí nos fuimos.
Al llegar, nada hacía pensar que allí viviera nadie, ni ruido, ni luz, ni olores... Llamamos varias veces y nadie contestaba. El interprete que llevábamos desde aquí voceó no sé que, y al rato, cuando ya casi nos íbamos a marchar, la puerta se abrió y asomo una anciana vestida de negro. el interprete habló con ella y nos vino a decir que no solían abrir por miedo, aún así la veíamos dudar. No fue hasta que al encender una lampara grande y vernos vestidos de bomberos y algún casco, se confió. Le contamos nuestro destino y que encestábamos herramientas. Tras dudar, llamó en voz baja y apareció un niño. Le dijo algo y desapareció por el mismo sitio. Al poco apareció una mujer más joven con dos niñas algo duditativas en principio. La anciana le contó lo que habíamos ido a buscar y entonces la joven dijo algo al chico y desapareció corriendo. Nos mandó esperar. Habría pasado un cuarto de hora cuando el niño entró seguído de un hombre, blanco, seguro que por el miedo. No dijo nada hasta que nuestro interprete habló con el. Entonces la cara le cambió por completo. Sonrió y salió de casa. Cuando volvió traía con el las herramientas que necesitabamos. Mientras Raul y varios más arreglaban el bus, nosotroa charlamos con la familia. La conclusión era que a una anciana poco pueden hacerle, pero a una joven, en guerra...
Y el marido estaba buscado por servios, por eso se escondía en el bosque. Habrimos una caja de alimentos y les dejamos algo en agradecimiento, algo que nos pagaron los mayores con lagrimas y los niños con sonrisas al ver una bolsa de kilo de caramelos y dejarles jugar con nuestros cascos, cosa que guardamos en fotos.


De allí, marchamos a Mostar y llegamos amaneciendo. Las calles casi vacías y los restos de lo que quedaba te encogían el corazón. Casas destruidas,monumentos como su tipico puente habían desaparecido y en su lugar colgaba uno peatonal colgante instalado por los ingenieros del cuartel de aqui de Salamanca. todo parecía gris excepto el agua color turquesa de Neretva.

Deambulamos por sus calles antes de ir al cuartel de los cascos azules españoles y todo lo que veías era desolación. La guerra no perdona ni a quienes intentan hacer un bien, el parque de bomberos no existía y lo que quedaba te hacía pensar en el final de nuestros compañeros bosnios.

Cuando al día siguiente salimos de Mostar, todos sabíamos que lo que nos íbamos a encontrar más al norte sería peor, pero nunca pensamos en la realidad.
A mediodía, llegamos a Zenica y nos instalamos en una vieja estación de autobuses vacía a la que solo accedían vehículos de cascos azules. La vigilaba un militar que por suerte o casualidad vivía enfrente de donde nosotros estábamos con su familia.Tras indicarnos,nos informó de lo que no debíamos hacer por nuestra propia seguridad y desapareció. Entonces ocurrió. Unas granadas de mortero estallaron cerca de allí, todos corrimos a refugiarnos junto a los vehículos, agachados solo acertábamos a mirarnos con más miedo que gloria. Entre todo aquello, vimos como un niño se colaba por un hueco de la alambrada que delimitaba la estación, sin miedo se dirija hacía nosotros que seguíamos agachados, como si la guerra no fuera con el. Por falso valor, entonces, nos levantamos y le dijimos que se ocultara. No nos hizo caso. Pero entonces vino el mayor golpe que para mi una guerra puede dejarnos.. Se acercó a un compañero y agarrándole de una mano intentó llevarle con el al tiempo que le decía en ingles: "WOMAN, WOMAN". Le estaba invitando a ir con una mujer. A posteriori nos enteramos de que era su propia madre. Otro militar apareció entonces y dándole un cachete le mando irse. Este si entendía un poco el español. Nos contó que allí, los niños daba la impresión de no tener alma, que durante los bombardeos, cuando les cogía en la calle camino de la escuela o lo que fueran a hacer, simplemente bajaban la cabeza y seguían caminando, sabían que lo que estuviera por pasar, pasaría escondiéndose o no. Que en cuanto veían a un hombre que no fuera militar le llevaban a casa de su madre, la mayoría viudas, para que se acostara con ellas y les dejara algo de dinero para poder comprar algo de comida. Que las mismas mujeres se acostaban con el primero que encontraran a cambio, a veces, de un mísero bocadillo. Aquello hizo que no volvieramos a movernos de la estación, salvo por algo muy curioso. Estabamos preparando la cena y de nuevo aparació el niño, pero esta vez acompañado por el primer militar. Era su hermano. Esta vez, se paró a unos metros y nos miro... Como nos miró. Le llamé yle invitamos a cenar junto con nosotros y su hermano. JAMAS había visto comer de aquella manera. Como si fuera la única y última vez. Allí, entonces, creamos un lazo dificil de imaginar. Por unas simples salchichas, una sopa de sobre y un bote de leche condensada de medio kilo que se comió el niño de una sentada, su madre, a la que posiblemente llevara a mi compañero, y su abuela, no permitieron que en el tiempo que allí estubimos nos faltara lo unico que tenían, cafe. Al igual que a la familia de la carretera, cuando nos fuimos, les dejamos una carga de alimentos que no se ven en muchos carros de los supermercados y las lagrimas volvieron a aparecer otra vez, pero esta vez de unas mujeres que siendo moneda de cambio en una guerra que nadie quería encontraron algo de fe en unos bomberos españoles.

Ni los muertos ni las bombas habían llegado tan dentro de nosotros como lo habían hecho aquellas familias, o las mujeres que en los controles se metían en los vehículos buscando algo de comer y dejando de lado cosas como camaras o encendedores.. Las mismas mujeres que vendían su cuerpo por un bocado para sus hijos.Eso era la guerra, no los muertos. Y por eso el director de esta película ha conseguido hacerme recordar algo tan doloroso.

POR FAVOR..... NO MAS GUERRAS.